Yo solo quería matarlos. Pero entonces apareció ella. Y quedamos atrapados en un ascensor. A 300 metros sobre el vacío.
Imagina que lo has perdido todo. Absolutamente todo. Que tu vida ha quedado completamente vacía. Imagina que el mundo, las personas y el futuro te han abandonado para siempre. Imagina que no te queda nada por lo que vivir. Nada.
Marcelo está dispuesto a hacerlo. Va a matar a su mujer. Va a matar a su amigo del alma. Va a subir a ese maldito ático que roza el cielo y va a acribillarlos a balazos. Y, después, va a saltar desde la terraza para marcharse de este mundo y poder seguir persiguiéndolos en el mismo infierno.
Pero llegar a su destino tiene un precio y Marcelo va a tener que pagarlo. Concretamente, en un ascensor que se detiene sin explicación a cientos de metros sobre el vacío. Encerrado con una mujer, extraña y desquiciada, que parece saber demasiadas cosas sobre él.
El tiempo corre y no hay salida hacia su libertad. ¿O sí?