En el proceso electoral municipal de 2015 se produjo la irrupción de un fenómeno inédito: la conformación de opciones electorales de nueva creación, las llamadas "confluencias". De forma más intuitiva que coordinada, en muy diversas ciudades se generaron espacios de trabajo político abiertos a la ciudadanía con el objetivo de conformar un programa y una candidatura electoral con un ideario claramente de izquierdas. El marco tradicional de alianzas entre organizaciones políticas consolidadas fue sustituido por una nueva forma de cooperación, eminentemente popular, en la que los liderazgos y las prioridades venían marcadas por las particularidades propias de cada ciudad. Así nacieron nuevos espacios electorales cimentados sobre necesidades concretas, canalizando la movilización e indignación que había ocupado las plazas y desbordado las calles, marchando y manifestándose, de forma continuada desde 2011.