Desde Coventry a Hiroshima y Nagasaki, pasando por Hamburgo, Dresde o Berlín (con antecedentes como Gernika), la historia de la segunda guerra mundial es también la de las ciudades devastadas por las bombas. Una parte esencial de la estrategia británica para permanecer en la primera línea de la guerra consistió en bombardear sistemáticamente las ciudades alemanas, y acciones del mismo cariz fueron protagonizadas por la Luftwaffe y las fuerzas aéreas norteamericanas.
No cabe olvidar, además, que el acontecimiento que dio fin al conflicto fue la devastación inimaginable causada por las dos bombas atómicas arrojadas sobre núcleos urbanos japoneses, que inauguró una era de recelo y espanto: nunca más fue posible contemplar el cielo sin un gesto de inquietud.
El presente libro, de exacto rigor histórico y muy amplia documentación, se ocupa pormenorizadamente de la guerra de bombas que asoló el mundo, y particularmente a Europa, entre 1939 y 1945, y refiere las estrategias generales de las naciones implicadas, los casos particulares y la tensión entre las distintas potencias al ver bombardeada su población civil. La lectura de esta historia de destrucción y cálculo se enriquece con decenas de fotografías y con breves relatos de testimonios implicados en los acontecimientos, ya fuese desde el aire como verdugos, ya desde el suelo como víctimas.