Bastará con que leas la primera página para comprobar que te puedes reír hasta de la muerte, porque Cathcart y Klein, consiguen arrancarnos una carcajada en muy pocas líneas. Después de explicar la filosofía con mucho humor y reírse de los políticos en sus libros anteriores –Platón y un ornitorrinco entran en un bar y Aristóteles y un armadillo van a la capital–, ahora han decidido acabar con la idea de que nos tenemos que tomar la muerte muy en serio. Según los autores, como no podemos hacer nada por evitarla, es mejor reírse de ella.
Con su estilo habitual y mezclando citas filosóficas de los pensadores más elevados con chistes surrealistas, nos hacen ver la muerte y todo lo que la rodea en nuestra cultura occidental desde una perspectiva muy, muy diferente.