Seguramente te has preguntado alguna vez cómo es posible que se transplanten órganos y extremidades y, sin embargo la medicina sea incapaz de curar o mitigar tus dolores de espalda. Cómo es posible que se indique tratamientos farmacológicos similares para el lumbago de una persona joven de veinticinco años y a una persona de setenta y cinco. Cómo es posible que la mayoría de las dolencias músculo-esqueléticas sólo se traten de forma paliativa, actuando únicamente sobre los síntomas, sin vislumbrar que puede haber causas ocultas. Cada dolencia que padecemos aparece por y para algo. Muchos desequilibrios en la salud no hacen más que expresar un desequilibrio, bien a nivel nutricional, bien a nivel psico-emocional y comportamental, y el sistema músculo-esquelético es una zona primordial donde se plasman esos desequilibrios. La naturaleza, nuestro organismo, se rige por unas cuantas normas y códigos que no debemos contradecir. La vida moderna y la autocomplacencia son un caldo de cultivo inmejorable para no escuchar los mensajes de nuestro cuerpo. La sobervia y los intereses económicos impiden a la medicina moderna correjir y complementar sus conocimientos con una visión más amplia, global y humanista. Tu dolor de espalda es en muchas ocasiones una oportunidad, una llamada de atencion para mirar hacia dentro y buscar tus desequilibrios. Si esta llamada persiste ¡NO LA DES LA ESPALDA!
