Preocupados por las enfermedades del metabolismo y el sobrepeso, numerosos nutricionistas proponen volver a la paleodieta y comer lo mismo que en la edad de piedra. Según muchos y muy prestigiosos investigadores, la mayor parte de las llamadas «enfermedades de la civilización» se debe al procesamiento de los alimentos y al sistema agrícola del mundo moderno, que privilegian el buen aspecto y utilizan sustancias nocivas de manera impune.
Quizás entre tanta modernización y pérdida de valores, la propuesta de volver a la mesa carvernícola de nuestros antepasados cazadores y recolectores serviría para prevenir y curar muchas enfermedades, como la diabetes, la obesidad, el cáncer o la artritis, entre otras, así como las dolencias de menor importancia, como el simple acné. Con un alto contenido en proteína animal y fibra vegetal, la paleodieta hace posible conseguir y mantener el peso adecuado, disfrutar de un inmejorable estado de salud y disponer de toda la energía necesaria para desarrollar una vida plena.
Tras un recorrido por el proceso evolutivo de la alimentación, la autora explica las bases y los pilares de la dieta paleolítica, ofreciendo instrucciones prácticas, así como deliciosas recetas. Se incluye también un extenso compendio de dietas alternativas (la dieta de los grupos sanguíneos, la dieta de la zona y diversas dietas purificantes) para facilitar la elección de la mejor alimentación para cada persona.