No existe una enfermedad de las articulaciones tan dolorosa como la gota. De manera sorprendente, los ataques de gota se presentan durante la noche, y, con frecuencia, son fruto de una ingesta excesiva tanto de comida como de bebida. Sin embargo, también el ayuno y el estrés pueden provocar un ataque de gota.
La gota es consecuencia de unos niveles altos de ácido úrico en sangre. Esta enfermedad está condicionada por causas genéticas, pero el estilo de vida, y, sobre todo, la alimentación, tienen un papel esencial.
El aumento de los niveles de ácido úrico no sólo conlleva un dolor muy intenso en las articulaciones, sino que también se puede sufrir trastornos en la función renal, e incluso puede dar lugar a cálculos renales.
Para el tratamiento de los ataques agudos de gota, hoy en día existen agresivas medicaciones; sin embargo, lo más importante es la modificación de la alimentación, que debe ser pobre en purinas; la limitación del consumo de alcohol, y una suficiente aportación de líquidos. La dieta del ácido úrico está ideada para evitar los ataques de gota y sus temibles complicaciones.