San Vicente es un santo moderno. Ciertamente, si hoy regresase, su campo de actividad no sería el mismo, pero encontraría seguramente el camino de los pobres, de los nuevos pobres, en las concentraciones urbanas de nuestro tiempo, como antaño en las campiñas ¿Se puede imaginar, siquiera, lo que este heraldo de la misericordia y de la ternura de Dios sería capaz de emprender, utilizando con sabiduría todos los medios modernos que están a nuestra disposición? En una palabra, su vida sería semejante a la que siempre fue: un Evangelio ampliamente abierto, con el mismo séquito de pobres, enfermos, pecadores, niños desgraciados, de hombres y de mujeres, poniéndose, ellos también, a amar y servir a los pobres ¡Todos hambientos de verdad y de amor, tanto como de alimentos terrenales y de cuidados corporales!
San Juan Pablo II. 12 de mayo de 1981