Los bateyes de la República Dominicana sufren una realidad sangrante:
en estos pequeños poblados, en medio de los campos de caña, malviven
hombres y mujeres que trabajan para la industria azucarera en condiciones
de miseria, insalubridad y abandono.
El misionero español Christopher Hartley Sartorius llegó en 1997 a la
parroquia de San José de los Llanos, en una de esas zonas de explotación.
Allí completó una intensa labor evangelizadora, y apelando a la
doctrina social de la Iglesia, denunció la situación de semiesclavitud de
sus feligreses: lo proclamó en un valiente discurso ante el presidente
de la República y se enfrentó a la familia propietaria de los ingenios. Padeció
una dura campaña de prensa y llegó a ser amenazado de muerte.
Durante los años de misión y lucha transcurridos hasta su expulsión del
país en 2006, envió a allegados y amigos quince cartas. En ellas, junto a
ricas reflexiones espirituales, contaba el día a día de su tarea. Henchidas
de pasión apostólica, incluyen desde historias escalofriantes (¿no lo es
la de una persona devorada viva por las ratas?) a muestras impactantes
de amor a Dios y fe en la Providencia por parte de quienes nada tienen.
Forman el eje de este libro, enhebradas por los testimonios de quienes
vivieron a su lado, codo con codo, esa pequeña gran epopeya misionera.