Un trasplante, un crimen sin resolver. El thriller psicológico donde cada latido es una pista.
Los sueños de Judith Peñalver se truncaron el día en que se desplomó en pleno Campeonato de España de gimnasia artística. Un desvanecimiento, provocado por una afección cardíaca, que la llevó a necesitar un nuevo corazón.
El trasplante fue un éxito, aunque ya no podía entrenar. Todo iba bien… hasta que llegaron las pesadillas, recurrentes, angustiosas. Y, aunque no quiera admitirlo, tan vívidas que parecen premoniciones o recuerdos de una vida que no es la suya: la penumbra, los aleteos desesperados, un pájaro enjaulado, música desconocida, una figura en sombras que la abraza en contra de su voluntad, el árbol de ramas amenazantes y raíces salientes, el terraplén, la caída… y la muñeca.
¿Por qué, de repente, sabe dibujar con enfermiza precisión lo que aparece en sus pesadillas? ¿Se está volviendo loca? La frontera entre la realidad y los sueños se desdibujó durante un paseo con Leo, su novio, su compañero del alma, por los jardines de la Tamarita, en el barrio barcelonés de Sarrià. Entonces lo ve: el árbol. El mismo de sus pesadillas. Y, en ese instante, su corazón se desboca y se desmaya.
En el hospital, descartada cualquier complicación física, la psiquiatra Alba Reyes, de guardia ese día, le diagnostica estrés postraumático. Cree que el origen de todo es el miedo de Judith a que el corazón trasplantado falle. Pero su paciente insiste: no comprende sus nuevas habilidades ni puede liberarse de esos sueños, cada vez más reales y aterradores.
Intrigada, la doctora investiga y encuentra una teoría controvertida: la memoria celular, la posibilidad de que los órganos trasplantados conserven recuerdos y experiencias de los donantes, como si el alma del donante, de algún modo, siguiera ahí.
¿Y si Judith, que cada vez está más convencida de que sus pesadillas le hablan de un asesinato, tuviera razón?