En un texto lúcido y al alcance de todos los lectores, el controvertido filósofo Slavoj Žižek reflexiona sobre el progreso y propone una versión más cautelosa y realista de lo que implica avanzar como sociedad.
Definir el «progreso» es reivindicar el futuro.
Slavoj Žižek, uno de los pensadores más influyentes y controvertidos de la contemporaneidad, nos presenta una serie de reflexiones en las que interroga las visiones antagónicas que conforman los horizontes de la posibilidad humana para que nos planteemos cuestiones como ¿puede mejorar la situación actual, aunque nunca haya estado peor?, ¿cómo sería un mundo mejor? o ¿cómo podemos avanzar en medio de una crisis ecológica, social y política sin precedentes cuando, además, nos asedian constantemente los catastrofistas, los decrecentistas y los relativismos desorientadores?
En trece ensayos iconoclastas, Slavoj Žižek desbarata el cepo mortal que los neoliberales, trumpistas, aceleracionistas y las tóxicas industrias de superación personal han establecido sobre la idea de progreso. Anatomizando lo que se pierde cuando se permite definir el futuro a sus opositores, un Žižek implacable expone lo que las diferentes visiones del progreso excluyen o sacrifican, y expone también las dinámicas del deseo, la negación y la desautorización en las superproducciones de Hollywood, la economía budista, los movimientos de descolonización y los otros motores de dichas visiones.
En este conciso viaje que abarca desde la gentrificación hasta la teoría de la relatividad, desde Lacan hasta Lenin, desde Putin hasta Mary Poppins y desde Marine Le Pen hasta el fin del mundo, Žižek nos plantea preguntas difíciles sobre futuros imaginados sin dejarse intimidar por la pregunta más difícil de todas: ¿cómo nos podremos liberar de esta ensoñación tan hipócrita y que nos genera tanta culpa en la que estamos inmersos, y empezar a construir un mundo mejor?