A veces hay que hurgar en el pasado, para que todo vuelva a empezar.
Con un estilo literario oscuro y afilado, Pedro Martí se afianza como uno de los más destacados relevos generacionales en la novela negra de nuestro país.
A sus dieciséis años, Belén Villalba es una chica perfecta: carismática, inteligente y, por supuesto, buena hija. Pero una fría noche de enero desaparece en Almansa, una apacible localidad manchega en la que nunca pasa nada. La capitán de la UCO Alma Ortega, una mujer reservada y meticulosa que está pasando por uno de los momentos más adversos de su vida, se ve obligada a abandonar Madrid y regresar a su pueblo natal para coger las riendas de la investigación. No será fácil, ya que tendrá que trabajar codo a codo con la teniente al cargo del caso hasta ahora: su hermana mayor, con quien guarda una relación de rivalidad, llena de heridas sin cicatrizar. Ahí conocerá a Irene, la mejor amiga de Belén, una hacker adolescente con serios problemas sociales; y a Diego, un ácido periodista en paro decidido a sacar tajada de la situación.
En Almansa, todo el mundo parece esconder algo y, mientras la verdad se disipa entre sus frías calles y los retorcidos viñedos del pueblo, Alma tendrá que enfrentarse a los demonios de un pasado que creía enterrado, en un lugar en el que nadie dice la verdad y donde el silencio puede ser letal.
Una historia desgarradora sobre la complejidad de las relaciones familiares y las distintas caras del poder, que afianzan a Pedro Martí como uno de los más destacados relevos generacionales de la novela negra.