Los ojos tras la montaña, el debut de Pablo Fantova Ullod, recrea cómo era la vida en un remoto valle del Pirineo aragonés a lo largo del siglo XX, siguiendo los pasos de tres generaciones de la familia de casa Puértolas. Un canto a la libertad y a la memoria colectiva, un homenaje a los injustamente olvidados por la historia.
En pleno corazón de Sobrarbe, bajo los pies de la Peña Montañesa, en una tierra formada por graveras, encinas y robles en la que confluía una infinita sucesión de sierras, cañones y barrancos, se hallaba casa Puértolas.
Los ojos tras la montaña, la primera novela de Pablo Fantova Ullod, recrea la historia de casa Puértolas de Los Molinos, un pueblo situado en una de las zonas más profundas y olvidadas del Pirineo aragonés, a lo largo del siglo XX y de tres generaciones de la familia.
María, la heredera de la casa, ha de enfrentarse a una época de cambios sociales, políticos y tecnológicos: desde los tiempos en que «la aislada localización no permitía otro modelo más allá de la autosuficiencia» hasta la tímida llegada de la electricidad, pasando por la Guerra Civil, los movimientos de resistencia de los maquis, la crudeza de la posguerra, el desarrollismo urbano, la transición hacia la democracia y el paulatino abandono del mundo rural, que dio fin a una ancestral forma de vida. Todo ello envuelto por la presencia de la naturaleza, que intenta en todo momento apaciguar la dureza del relato.
Con una mezcla de realismo mágico y trágico, esta novela es testimonio de una memoria colectiva que se resiste a caer en el olvido. Un canto a la libertad que no pretende más que hacer justicia a los que siempre han sido (y probablemente seguirán) siendo olvidados.