El caso que ha conmocionado al mundo.
El testimonio único de la hija de Gisèle Pelicot: cómo su familia convirtió un trauma inimaginable en una lucha colectiva.
«Caroline, gracias por todo lo que has hecho por las víctimas de la sumisión química. Voy a mostrarte el mejor ejemplo de tu lucha», Gisèle Pelicot.
«Caroline Darian relata lo impensable y lo indecible, el horror y el caos, la traición y el sufrimiento. Qué valentía, fuerza e integridad», Nice-Matin.
«Un relato que busca ir más allá del simple hecho, excepcional por su duración y el número de agresores, […] para alertar sobre el peligro de la sumisión química», Le Parisien.
El 2 de noviembre de 2020, Caroline Darian recibe una llamada con una noticia que estalla como una bomba: su padre está bajo custodia policial ya que acaban de descubrir que, a lo largo de una década, ha drogado y promovido que decenas de hombres violaran a su madre mientras él filmaba las agresiones. Durante la investigación se entera, además, de que también ella podría haber sido víctima de su padre.
Con un coraje excepcional, en este testimonio la hija de Gisèle Pelicot explica el dilema imposible de ser hija de la víctima y del agresor. Pero mientras narra el descubrimiento devastador de que su propio padre sea un monstruo y trata de gestionar la mezcla de rabia, vergüenza y empatía que siente por él, comparte la extraordinaria historia de su madre y cómo consiguió salir adelante, sin autocompasión, en circunstancias inimaginables.
Gisèle Pelicot ha sido aclamada en todo el mundo por optar por un juicio público, un juicio en el que su hija Caroline ha testificado y con el que ambas han contribuido a que la vergüenza ya no caiga del lado de las víctimas, sino que, al fin, se dirija hacia los agresores. Juntas, madre e hija revelan otro aspecto de la violencia contra las mujeres, el de la sumisión química, transformando con valentía su trauma en una lucha colectiva.