«Aquí hay dragones», es una frase utilizada en el medievo europeo para referirse a aquellos territorios inexplorados o peligrosos. El dragón, símbolo de paganismo y barbarie en la era cristiana, se erigía en icono de todo aquello que un viajero debía evitar: la guerra, el caos, lo desconocido, o cualquier mal ya fuera concreto o indefinible. Tras dos décadas de viajes a lugares remotos y fronterizos, nada de lo que Miguel Gutiérrez-Garitano había conocido hasta el momento le había preparado para el horror derivado del surgimiento del Estado Islámico (EI), también conocido como Califato.