La carne se pudre, los huesos se desmoronan y el alma se disipa a los cuatro vientos. Como si fuera neblina... Ah... Mi cuerpo se está deshaciendo. Lo cierto es que parece mentira... El corazón no le late y no hay señal de ondas cerebrales. Muestra el aspecto típico de un cuerpo que se ha descompuesto durante largo tiempo bajo el agua. Desde un punto de vista médico y científi co no cabe la menor duda: es un cadáver. Lo sorprendente es que puede moverse y hablar, incluso puede pensar. Cuesta un poco entenderle porque su lengua está medio podrida, pero por lo demás es un hombre coherente... Hideshi Hino nació en Manchuria en 1946, pero pronto se trasladó a Tokio con su madre, donde el clima de posguerra marcaría profundamente su niñez y decidiría su obra futura. Recuerda haberse sentido muy afectado en su juventud por Seppuku, la fascinante película de Masaki Kobayashi en torno al bushido y la práctica del harakiri, tanto que empezó a pensar seriamente en dedicarse a la dirección cinematográfi ca. En los años 80 del pasado siglo llegó a dirigir dos entregas de la serie de culto ultragore Guinea Pig