Este libro reúne 56 relatos, ejercicios de equilibrismo que solo tienen en común la brevedad. La brevedad, más que un límite, es la delimitación de un terreno de juego o, mejor dicho, de muchos juegos, estilos, técnicas y géneros, desde la viñeta al cuento, la parodia al apólogo, el puzle al pastiche.
Como dijo Juan Ramón Jiménez, «arte es quitar lo que sobra»: basta con una restricción de tamaño para comprobar lo mucho que, efectivamente, sobra cuando se escribe. La concisión no solo actúa como un acicate, sino que otorga una inmensa libertad.
Juegos reunidos es ante todo un libro lúdico, sorprendente, desconcertante a veces; una exploración de las infinitas posibilidades del lenguaje narrativo, siempre que se use en el estricto respeto de las formas, pero irreverente y provocador en cuanto al fondo.