Dos personas sin recuerdos descubren que son intercambiables a veces.
No saben dónde están ni de dónde vienen. Solo tienen palabras y un poco de cultura. Con estos medios intentan averiguar quiénes son y crear una nueva vida: «Al no ser nada podemos hacer lo que queramos».
Con Nadie y Nada Mariano Gistaín vuelve a sumergirnos en ese universo límite construido a través un diálogo permanente entre lo virtual y lo analógico, y donde, además, resulta imposible una resolución definitiva de lo real. Con un formato cercano al libreto de una obra de teatro, siempre con humor y avant la lettre, Gistaín se mantiene en la línea de alguno de los grandes de la ciencia ficción estadounidense, como Ray Bradbury, Philip K. Dick o Douglas Adams, y también en la de esa exquisitez del absurdo que es Esperando a Godot, de Samuel Beckett.