Florbela Espanca, poeta y escritora portuguesa, vivió fracturada por anhelos y realidades, entre la pasión y la soledad. Considerada una de las voces literarias más relevantes de su país, diversas turbulencias emocionales la llevaron al suicidio en diciembre de 1930.
Durante el que sería su último año de vida, escribió un diario que, con el paso de los meses, fue abandonando al ritmo que la abandonaban a ella las fuerzas para vivir. Compuesto por apenas treinta y dos entradas breves, estas páginas incluyen pequeñas anotaciones, reflexiones y confidencias en las que alcanzamos a vislumbrar su desgarro personal, velado entre referencias literarias, lecturas, preguntas en suspenso o diálogos consigo misma. Como dejó dicho ya en el primer texto, su única aspiración era que, al leerlo, consiguiéramos lo que ella no pudo: conocerla.