A mitad de camino entre dos perfecciones (la animal en cuanto instintiva, natural, y la del superhombre nietzschiano o la propia de la divinidad), el hombre recibe con su naturaleza la inteligencia que lo distingue como especie, pero también, al mismo tiempo, la cruz de esa misma moneda: la convivencia con la posibilidad de juzgar y decidir, y consiguientemente de cometer imbecilidades, como demuestra con gran ironía el autor mediante múltiples ejemplos que van de los personajes más vulgares de la sociedad a eminentes figuras del pensamiento y la creatividad artística. Este ser necesitado de apoyo ("in-baculo") depende de las armas de la técnica, de la cultura, del arte y de la ciencia para enfrentarse al mundo, pero éstas, si bien suplen sus carencias, dejan asimismo al desnudo el clamor de sus imperfecciones. Aun en el filo del abismo (un imbécil reflexionando sobre la imbecilidad y otros imbéciles), el prestigioso filósofo Maurizio Ferraris reivindica en este libro singular la necesidad de volver sobre este rasgo esencial, que no accidental, de todo ser humano.