Desde sus inicios creativos en los años treinta, Luis Rosales emprende un ejercicio de formación y experimentación estéticas que habrá de perfilarle durante toda su vida como el eterno aprendiz de poeta, abierto a cualquier nueva influencia que hubiese de enriquecer, renovar o completar su obra. Su voz poética es deudora de todas las tradiciones y está atenta al último hallazgo creativo. En "La casa encendida", Rosales alcanza la cúspide de su madurez poética. En "Rimas" se entrecruzan los temas y motivos cardinales que edifican su raíz vivencial y lírica: el tiempo como eje vertebrador de la existencia, el nombre como creador de la realidad, el paraíso perdido de la infancia y el recuerdo de la madre, las evocaciones del paisaje, la mitificación del espacio (la casa), el desamparo existencial del yo, la reflexión sobre el origen y la vinculación del hombre con el universo. "El contenido del corazón", libro dedicado a la memoria de su madre, supuso un punto de inflexión tanto en la vida como en la obra de Luis Rosales.