Pozo pródigo de Goya Gutiérrez viene a ser el regreso de un viaje que, como todo viaje literario, lo que comporta es la búsqueda de conocimiento. Un camino que parte desde el paisaje simbólico del desierto. Camino en el que surge la poesía de la vida, sus espejismos y sus embates, y que como un río desemboca en el paisaje íntimo de la casa universo. La casa identitaria en donde la poeta al reunir los ingredientes vitales y poéticos, aquello que acumuló en el viaje, los condensa y depura. Y como el alquimista hace un ejercicio de transmutación, en busca del oro, la poesía que es capaz de transformar el dolor en gozo. Así la casa se convierte en el centro de la reparación de las heridas, la aceptación de la pérdida, pero también la celebración de las ganancias.