El autor analiza la persecución religiosa sufrida en esta pequeña diócesis desde la Segunda República en sus diferentes aspectos: económicos, sociales, políticos. Comprobamos, de esta forma, que la persecución religiosa no es algo improvisado. La persecución se hará todavía más cruenta durante la Revolución y la Guerra, e incluirá la profanación de la Sagrada Eucaristía, de los ornamentos sagrados, de las iglesias y sus imágenes, de archivos parroquiales. Morirán asesinados el obispo Florentino, la mayor parte de sus sacerdotes diocesanos, los religiosos claretianos, benedictinos, escolapios Y muchos laicos ejemplares. Se habla también de los supervivientes, de la vida cristiana en las cárceles, de la liberación de la diócesis, del renacer de la vida cristiana y del reconocimiento de los mártires. Muchos de ellos ya han sido beatificados.