Es probable que fuera en 1779 cuando Goya, que contaba entonces treinta y tres años, entró en contacto con la naciente tendencia prerromántica en la literatura española. La atmósfera melancólica, patente en poemas como ?Noches Lúgubres? de Cadalso, en ?A Clori? de Jovellanos y en ?La Noche y la Soledad? de Meléndez Valdés, se refleja también en ?La Cita? de Goya de finales de ese mismo año. Pero también revela en ella su extenso conocimiento de la antigua pintura española y de la tradición, recogida en obras como el trabajo típico de la ?Iconologia? de Ripa. Conocimiento que el artista utilizó en otros cartones de esta época y en los pintados en 1786-87 representando las cuatro estaciones. En la escena de ?El invierno? nos ofrece un cuadro monumental de un paisaje cargado de fatalidad, que oprime a los seres humanos. En ?El albañil herido? y ?Los pobres en la fuente? rinde homenaje a la gente pobre, al rey Carlos III y a su humanitario decreto favoreciendo a la clase trabajadora.