El amor adolescente es el desenlace en el que se disuelve el paso del tiempo, el que permite sobrevivir aferrándose a la memoria débil que nos queda y el que, a su vez, nos empuja a reconciliarnos con la eternidad.
«De forma íntima y brillante, el autor nos presenta unos poemas que hablan de ti, en los que puedes reconocerte de forma inmediata (¿qué es si no la poesía?). Y, sin embargo, en ellos no encuentro los atributos de la adolescencia. No es amor fugaz, no carece de cargas propias de la vida vivida, no es blanca la luz que se proyecta. Leo y no encuentro inmadurez ni impulsividad. Por aquí ha pasado el tiempo. La herida es profunda. El poeta lleva a los poetas consigo. Aquí se habla de pecios en una playa de invierno.» Del prólogo de Yolanda Martínez Ortuño.