La obra teatral Tonto, loco, salvaje, plantea el dilema real que cientos de profesores y alumnos sufren cada día en las aulas. ¿Qué hacer con esos estudiantes que no encajan en el sistema? Muchos deambulan por el sistema educativo sin diagnóstico y otros experimentan la indeterminación de ser etiquetados simultáneamente con marbetes que hasta son contradictorios entre sí: altas capacidades, TDAH, TEA, síndrome de Tourette, etc. Es necesario que se escuche la voz de todos estos seres humanos singulares que por su idiosincrasia no encajan en las reglas habituales de la sociedad, para que su talento sea encauzado y no silenciado o destrozado como habitualmente sucede. Tonto, loco, salvaje es, en singular, la historia de Damián, un chico de 4º de la ESO al que, como última solución a su inadaptación, le comunican que va a repetir curso. Damián, desesperado, se golpea contra un cristal la cabeza y huye de sus profesores escondiéndose en un cuarto del instituto. Allí aparece junto a él un joven de su edad, vestido de manera anticuada, que afirma ser Albert Einstein, el joven Albert Einstein. ¿Es una alucinación o