El vértigo poético de Laia López Manrique radica en la suspensión y en los choques verbales que nos llevan a una aventura de lectura de aliento entrecortado o, al contrario, sin pausas, que lo erradica. Si sus poemas se inscriben dentro de la tradición con múltiples referencias intertextuales a la literatura internacional y a la teoría literaria y filosófica, la encarnación más sensual y corporeizada también los impregna. El deseo de las mujeres y la necesidad de inventar un lenguaje que permita expresarlo, lejos de la invisibilización milenaria, se instala en los poemas mediante potentes asociaciones de ideas y un ritmo de imágenes precipitado y jadeante. (Del prólogo de Claire Laguian)