Introducción al límite ahonda en las costuras incómodas que van tejiendo la manera en la que el hombre suele definirse, generalmente por negación de lo ajeno. El sano y el enfermo. La obligatoriedad de aparentar felicidad o desamparo. La condición de cuidador o de atendido. La soledad frente al grupo de referencia. La orfandad y la familia. Lo que es bueno frente a lo que suele catalogarse de éticamente reprobable. El poemario se articula en cuatro partes a la contra de la propia naturaleza humana: de la muerte –física o mental– al nacimiento. Una suerte de viaje en el que el dolor ocupa un lugar preponderante, no como estado lastimero sino como estación de paso que le da sentido al trayecto. Donde hay descanso ha habido vigilia anteriormente. Por eso, en este libro, prima la observación por encima del resto de sentidos: vemos lo que somos y, en ese orden de cosas, también la proyección, junto al dolor, se erige como otro aspecto importante. ¿Cuánto del otro hay en mí o viceversa? ¿Cuánto de lo que detesto me es propio? Introducción al límite es un ensayo vital en el que también el lenguaje es decisivo. La forma en la que nos expresamos determina el modo en el que los otros nos conocen.