HAY autobiografías que son interesantes no sólo porque narren experiencias extraordinarias, sino porque quien las escribe ha sabido elevarlas a categoría poética, vale decir, ha sabido interpretar los hechos sucesivos de su vida extrayendo su simbolismo implícito: éste es el caso de Exceso de buen tiempo: la desorientación o desnortamiento por el abandono de una mujer/luna que reflejaba las luces del poeta, y un nuevo amor por una azafata de vuelo soñada como ángel de la alturas, y la adopción de una hija, Nacida de la Nieve, que implicaría a los futuros padres en un viaje iniciático a la Rusia postsoviética, y el terror ante un incendio realísimo, y el descanso y el ocio como ?muda imagen de la muerte? en solidaridad elegíaca con queridos amigos desaparecidos, son algunos de los temas de un libro cuya estructura, pese a su inevitable linealidad, apunta a un concepción contrapuntística ?y aun sinfónica? del mundo y de la vida.
Enriqueciendo así los machadianos Universales del Sentimiento con un anecdotario, no por auténticamente vivencial menos simbolista, José Antonio Mesa Toré da un paso más, de gigante, en su carrera de poeta de los siglos XX y XXI. FRANCISCO FORTUNY