El mismo prólogo nos informa de cómo se ha ido construyendo el poemario, a raíz de las diferentes visitas del autor año tras año durante los últimos diez o doce, entre las anotaciones puntuales y la vida respirada lírica y humanamente.
Balada de Berlínrepresenta el viaje de un europeo del sur, la memoria mediterránea, por la ciudad, su historia, su arte y las experiencias filtradas por el poeta. La tendencia a un lenguaje algo barroco y al mismo tiempo leven¡mente vanguardista en lo referente a las asociaciones de imágenes, deja un sabor difuminado, entre impresionista y expresionista, nunca del todo racional con escasas concesiones a la clarividencia de un discurso familiar o cotidiano. Aunque he ahí la riqueza, el no dejar caer en la trampa de la comodidad al lector, el incitarlo a generar su propio discurso poético mediante un pensamiento alertado de las constantes fugas de la connotación.