ELEGIR una preposición a la hora de titular un libro, algo que visto al paso parecería insustancial, implica de entrada una postura moral en un momento de la historia abonado por la incertidumbre.
La expresión ?Poesía ante la incertidumbre?, y no contra la incertidumbre, esboza un deseo de hacer claridad con la más cotidiana de las herramientas.
Hay en estos poetas un diálogo con la incertidumbre, una conversación que no parte del aserto sobre el que prevenía Zaratustra: ?remover las aguas para parecer profundo?, algo de frecuente recibo en algunas tendencias líricas que, sin mundos que expresar, se esconden tras una niebla de palabras.
Sin que se trate de un asunto programático a estos poetas los hermana el despojo, la pesquisa y el encuentro de la palabra justa en el inmenso pajar del lenguaje.
Mas no por desacralizadora y cotidiana esta poesía abandona el rigor. A lo que no acuden estos poetas es a los simulados hermetismos, a esa vieja herencia de aquel que se ahogó en su propio reflejo, en las aguas de su propio deslumbramiento.
?La poesía es algo que anda por la calle?, decía García Lorca. Muchos de estos poemas nacen en la calle y desembocan en el libro, en una actitud que tiende puentes entre la intimidad y la intemperie, entre el adentro y el afuera de una mirada que tiene como centro al hombre, sus anhelos y miserias.
JUAN MANUEL ROCA