Rubén Azorín, esta vez acompañado de su hermano Juan Vicente, vuelve con una sorprendente novela negra tras el rotundo éxito de sus tres obras anteriores.
De nuevo el autor nos ofrece su visión alternativa de la realidad, de la sociedad y de la ciencia, esta vez con formato de thriller policíaco. Halcón, el nuevo personaje que conduce la trama, es un clásico detective que nos narrará su investigación en una aventura llena de ritmo y misterio. Una lectura cercana y atractiva que encierra un gran esfuerzo de imaginación, documentación y capacidad estilista.
Opiniones en blogs literarios:
«Mantiene su ritmo absorbente, una imaginación desbordante y su gran capacidad para sorprendernos» -Falsaria, red social literaria
«Un libro redondo por su concepción y su estilo depurado y cuidado. Un libro mágico más allá del negro de los actos» -La princesa Yasevé, blog literario
«La calidad de la narrativa es exquisita, el uso del lenguaje y las líneas argumentales son excelentes. El ritmo es constante, envolvente y ágil. Sin más vueltas... un libro espectacular» -Rebelión de libros, blog literario
«Una novela muy inteligente, original, adictiva y con un ritmo trepidante» - Sueños entre letras, blog de literatura
«Una historia fluida, sustentada en una trama sólida y con un personaje carismático y socarrón, al más puro estilo de los detectives de gabardina y sombrero» - Momoko, blog literario
«Intrigante e inquietante. Con grandes dosis de thriller pero interpretado a su manera para sorprender al lector» -Libretería, canal literario y de comunicación
«Los autores han escrito una novela perfectamente detallista, con una conseguida ambientación y unos personajes atractivos y que crean adicción al lector» -Las palabras descarriadas, blog Literario
FRAGMENTO DEL TEXTO
Si a la oscuridad invocas,
y te aterra, tenebrosa,
suerte es que te equivocas
porque no es tan espantosa:
Una vela solo enciendas,
de todo el mundo la ahuyentas.
¿Cómo encajan unos poemas serbios con la supuesta construcción de un arma eléctrica clandestina? Algo se me escapa. Leo y releo el poema entre pequeños sorbos del whisky escocés, intentando darle sentido.
Solo se me ocurre una idea. Envío un e-mail a la dirección del contacto de Kiryl diciendo que mañana estaré en Belgrado. Adjunto el poema, una foto de la gran antena y firmo como K.
Es un intento desesperado, lo sé, pero tampoco me quedan muchas alternativas.