En ocasiones, las personas son víctimas de sus propios actos. Otras, simplemente lo son de la fatalidad. Como Guitou, cuya única culpa fue amar a una bella joven de origen argelino. Un amor que le llevó a estar en el sitio equivocado en el momento menos oportuno. Fabio Montale abandonará su apacible retiro para averiguar el porqué de su absurda muerte. Pero en el curso de la investigación se verá inmerso en una compleja trama de mafias e integrismos que irán dejando en el camino demasiados cadáveres.
«Izzo ha sido a Marsella lo que Malet a París, Hammett a San Francisco o Jerome Charyn a Nueva York.»
Fritz Götter, Süddeutsche Zeitung.