El nombre de Clifford comienza a extenderse como la pólvora entre los agentes de policía del distrito 87 de
Nueva York. Tras ese apodo se esconde la identidad de un peculiar atracador que, tras robar el bolso a sus víctimas,
siempre mujeres, se despide con un educado «Clifford se lo agradece, señora». Pero cuando aparece en un solar el
cadáver de una joven de solo diecisiete años, todas las sospechas apuntan hacia Clifford: el excéntrico ladrón acaba de
convertirse en sospechoso de asesinato. El agente Bert Kling, que conocía a la joven asesinada, iniciará entonces una
persecución contrarreloj para atrapar al criminal antes de que acabe con otra viday no se detendrá hasta que su
ejecutor pague por lo que ha hecho.