La construcción de las grandes torres de Bois-Mauri sirve de punto de partida para narrar una apasionante saga familiar y para mostrar un fresco de la vida cotidiana durante la Edad Media. En este segundo integral están incluidos los capítulos cuatro, cinco y seis: Reinhardt, Alda y Sigurd.
En el viaje de regreso junto al mercader y su esposa, el caballero Aymar de Bois-Mauri y su escudero Olivier salvan a Reinhardt, un caballero cruzado al que habían tendido una emboscada cuando se dirigía de vuelta a su feudo, acudiendo a la llamada de su padre moribundo. Después de escoltar a los peregrinos hasta un barco dirección a Burdeos, Aymar y Olivier siguen la ruta por tierra y su camino vuelve a cruzarse con el de Reindhart.
En el quinto capítulo, Aymar y Olivier se dirigen al castillo del gran señor Yvon de Portel. Sin embargo, al llegar se encuentran con una situación distinta de la que recordaban: el hijo y la esposa del señor de Portel han muerto y este solo tiene ojos para Guillermina, una joven de la compañía de sospechosos comediantes que se ha instalado en el castillo. Esa misma noche, caballero y escudero se despiertan en una celda escavada en el suelo…, y es German quien les alumbra desde arriba.
En el sexto capítulo, la historia se desarrolla en las tierras de la familia Landry, donde van a celebrarse varios ejercicios de caballería. A punto de llegar a su destino, Aymar y Olivier ven un navío chocar contra las rocas de los acantilados y al acercarse solo encuentran un caballo blanco con una extraña joya en la frente que huye como si fuera una aparición. Fantasmas, maldiciones familiares y antiguas creencias vikingas cierran el segundo volumen de las Torres de Bois-Mauri.