Los años 60 fueron una época de gran inspiración e innovación en la forma de narrar de los cómics, y pocos títulos mostraron aquella asombrosa evolución como la revista Creepy.
Creepy y la revista de su incorregible primo, Eerie, reinventaron las historias cortas de terror ilustradas e hicieron que algunas sensibilidades del mundo de la edición underground llegaran a la industria editorial establecida, dejando los inolvidables legados de Alex Toth, Frank Frazetta, Neal Adams, Gray Morrow y muchos otros artistas impresionantes.