Tugurios, cerveza, putas de cien kilos y cucarachas.
Trabajos de mierda, pensiones de mala muerte y peor vida.
Tal vez la posibilidad de dar un pequeño golpe en alguna parte, algo que mejore esta situación.
Quedarse quieto supondrá reventar, pero hace demasiado calor para moverse y el futuro parece estar siempre muy lejos.
La escritura regada de alcohol de Charles Bukowski dio buena cuenta del mundo demente y sórdido del que todos formamos parte.
Ahora, Matthias Shultheiss, uno de los más celebrados narradores de la historieta europea, lleva al cómic un buen puñado de sus relatos, que en el traslado no hacen más que amplificar el gran himno de la derrota.