Desde su tiempo en amor, recordándose en norma cortés y proyectándose en acción soñada, Rodríguez del Padrón, en la ruta de Macías, había conseguido la gloria a que aspiró para salvarse del olvido. Es un vencer su tiempo histórico en tiempo narrativo que unifica los muy distintos elementos que se conjuntan en el Siervo, sistematizando en forma renacentista de narración lo que voluntaria y tenazmente fueron elementos medievales, a los que se aplicó como valores sancionados por una tradición en la que creía frente a toda novedad.