Una vez más, Bill Smith trabaja para ayudar a un viejo amigo, quien le pide que investigue un robo perpetrado en el terreno donde está trabajando la constructora Crowell. Se trata de un edificio de cuarenta plantas, situado en Manhattan. Un gruista ha desaparecido, y con él, parte de la maquinaria pesada. Cuando una huelga provoque
la muerte «accidental» del capataz, Smith se tendrá que enfrentar al soborno y la violencia. Con la ayuda de la detective Lydia Chin, se adentrará en una espiral donde se funden lealtad, avaricia y crimen organizado, para llegar a una vertiginosa conclusión: la sed de sangre tardará en saciarse.