Si Dios está en los detalles, entonces la dignidad de un hombre cabe en el gesto con que apaga una colilla y el dolor de una mujer aparece de pronto en el modo desmañado con que repasa el carmín de sus labios mustios. En estos cuentos reunidos y escritos en la época más fructífera de Pavese, entre 1936 y 1946, se condensan los temas queridos del autor. Son unos lugares, unos seres y unos tiempos que luego veremos repetidos en sus novelas y ensayos: la soledad de los campesinos y el desconcierto de los obreros, el rencor y la rebelión de unas amas de casa abandonadas por el amor y obligadas a buscar otras razones de vida, los silencios que casi pueden palparse alrededor de una mesa en una cena de familia, las caricias furtivas en los prados, unas copas de vino peleón con los amigos y el sexo cansado en ciertos hoteluchos de la periferia de Torino. Con esos retales de vida, Pavese cosió gran literatura, una prosa capaz de cruzar fronteras para instalarse en el ánimo de quien lee y hacer preguntas incómodas, que obligan a revisar nuestra idea del mundo. "Estamos predestinados, Pavese y todos nosotros, los de su generación, a no contentarnos nunca con los resultados conseguidos. Lo nuestro es empeñarnos en ciertos temas y exprimir lo cotidiano, sacando jugo literario ahí donde otros solo vieron casas, campos, fábricas y humo de cigarrillos." Ítalo Calvino