La primera parte de una trilogía llena de risas y emoción, que nos habla de volver a casa, de la amistad verdadera, de los amores que nunca se olvidan y de los nuevos comienzos.
Una historia para quienes ríen, aman y nunca se rinden, aunque tropiecen constantemente con la vida.
Cuando el personaje de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes tenía un día rojo, cogía un taxi y desayunaba frente al escaparate de la joyería Tiffany. Pero Elsa, la protagonista de esta novela, no vive en Manhattan, sino en un piso de alquiler en Madrid; así que no le queda otra que regresar unos días al pueblo que la vio crecer para intentar averiguar dónde quedaron todos esos sueños que, a sus treinta años, todavía no ha logrado cumplir. Y es que, como bien sabía Audrey, los días rojos son aquellos en los que necesitas buscar tu lugar en el mundo.
Elsa llega al pueblo con la idea de aprovechar las vacaciones de Navidad para reflexionar, pero ya sabemos que en la vida nada sale nunca como planeas, y los días se suceden sin descanso entre el reencuentro con su peculiar y divertida familia (que ha esperado justo a ese momento para comunicar una sorprendente noticia), las noches de copas con las grandes amigas de la infancia y, sobre todo, la mala suerte de toparse una y otra vez con su primer amor -que sigue tan irritante y atractivo como siempre#