Si existe un juego cómodo, barato y universal, ese es el de los naipes. Lo han practicado desde reyes hasta mendigos, hombres y mujeres, sacerdotes y seglares. Claro que, como en todo juego, cuando hay dinero de por medio, tarde o temprano aparecen las trampas y también la violencia. Es entonces cuando los naipes dejan huella en los archivos, a través de prohibiciones, multas, pleitos y sentencias. José Antonio Azpiazu, fiel a su vocación de indagar sobre aspectos poco estudiados de la historia, saca a la luz en LOS NAIPES EN EUSKAL HERRIA docenas de documentos inéditos que no solo nos hablan de la inmensa presencia que las cartas han tenido a lo largo de los siglos, sino, sobre todo, de la vida cotidiana de quienes nos precedieron. En estas páginas encontraremos contrabandistas de naipes, fulleros, sacerdotes que a Dios rogando y a grande envidando (y a pequeña, quiero), autoridades que prohíben el juego y al mismo tiempo lo practican, lo fomentan y se benefician de él, mujeres ?libres? a las que se pretende disciplinar con la excusa de las cartas? y muchas, muchas partidas que terminan a golpes, a tiros o a cuchilladas, incluso a mordiscos. Entre todos estos casos destaca, por su espectacularidad y, sobre todo, por la cantidad de información que aporta sobre la sociedad de su tiempo, ASESINATO DE UN TAHÚR ITALIANO EN BILBAO.