Santiago de Cuba, 1518, Anno Domini. Un grupo de españoles desembarca en Cuba buscando fortuna. Farfán es un joven cuya única riqueza que pudo traer desde Sevilla es un Mastín del Pirineo llamado Ventisca. Viaja junto a Ortega, un aguerrido veterano de las guerras de Italia que decide llevarse a su hijo de doce años al Nuevo Mundo huyendo de una triste tragedia familiar; el pequeño Orteguilla. Allí conocerán al viejo vasco Heredia, un arcabucero cascarrabias y desgarbado, y a María, una bonita e indómita joven de la que Farfán quedara prendado desde el primer momento. Mientras tanto, un hidalgo llamado Hernán Cortés, designado por el teniente de gobernador de Cuba, Diego Velázquez, está organizando una expedición de conquista y rescate a Yucatán, las misteriosas tierras recientemente descubiertas al oeste de la isla. Solo dos capitanes lo han hecho antes; Hernández de Córdoba, que regresó moribundo, con la mayor parte de la tropa masacrada y contando historias sobre fieros e innumerables guerreros, y Juan de Grijalva, del que hace meses que no se sabe nada. Los recién llegados se alistarán enseguida en la expedición pero serán ajenos, en un principio, al trepidante juego de intrigas que se traerán entre manos los hombres más importantes de la ciudad. Velázquez se ha arrepentido de encomendar la misión a Cortés, pues teme que se le rebele...