La Santa Sede consideró al catarismo como un movimiento harto amenazador, capaz de dinamitar las estrictas normas impuestas por la todopoderosa Iglesia de la Baja Edad Media. El papado instituyó la Inquisición para erradicar semejante peligro. Sus responsables hostigaron a los cátaros hasta lograr su absoluta desaparición. Los colmillos de Dios cuenta los sucesos acaecidos a una joven occitana desde que se vio obligada a abandonar su tierra natal hasta alcanzar la corona de Aragón. La acción transcurre en el siglo XIII, durante el reinado del rey Jaime I.
Tiempos convulsos en los que las guerras, intrigas, enfermedades, tropelías, rivalidades o los vaivenes del clima sobrevolaban las vidas tanto de los súbditos como la del propio monarca, cuyas existencias parecían pender permanentemente de un hilo.