Desde una cama de hospital donde se encuentra enclaustrado tras sufrir un infarto cerebral, el narrador de La piel muda, un descreído galerista, rememora su turbulento pasado atormentado por la necesidad de dar un sentido a su enclaustramiento. Convertido en una suerte de objeto arrojado al vertedero (de objet trouvé), solo aspira a redimirse a través del arte, por lo que concibe el plan de convertirse él mismo en obra de arte, en el objeto de una espeluznante performance que ha de constituir su terrible venganza contra sí mismo y contra el mundo.
La piel muda es un relato sobre la banalidad del arte, la banalidad de las relaciones, la banalidad de la vida. Sobre el remordimiento y la culpa sin la menor posibilidad de expresión y sus indirectos caminos de salida. Una exploración de los límites del arte, una incisiva parodia sobre el mundo del arte contemporáneo y a la vez una vindicación del arte como única forma de redención.