Meteoro trata sobre la influencia que tiene la herencia familiar en nuestra manera de relacionarnos con los demás; trata sobre el amor y la muerte y sobre la muerte del amor. Meteoro sostiene que uno es víctima de sus propias decisiones y que el pasado siempre vuelve. Si no sabemos cuáles son nuestras herencias, basta con mirar nuestra forma de relacionarnos, pues las historias que construimos (y destruimos) con los demás suelen ser un dibujo fiel de nuestra estructura. Meteoro, la primera novela de Mireya Hernández, trata de relaciones, sobre todo de la que la narradora, Martina, mantiene con Pablo, un joven que conoce en Zaragoza y con quien inicia un noviazgo. Harto de la ciudad, Pablo la convence para instalarse en una casa llamada Beneded, situada en La Oliva, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Beneded se encuentra en un estado ruinoso. En el pueblo hay pocos vecinos y habitan un tiempo que nada tiene que ver con el fulgurante presente urbanita al que la protagonista está acostumbrada. A partir del clásico contraste (y oposición) entre la ciudad y el campo, comienzan a aparecer las resquebrajaduras en la pareja, y como si el entorno fuera capaz de mimetizar los acontecimientos, la casa empieza a inundarse cada vez que llueve, el calor del radiador a escaparse por los huecos de las ventanas y las paredes del salón, el cuerpo a enfermar (un bulto en el pecho, dolores en las extremidades, una uña que se cae, una mandíbula que chasquea sin control durante la noche). Los sueños se convierten en pesadillas, y Martina tiene que pasar la mitad del tiempo sola porque Pablo viaja constantemente a la ciudad por asuntos de trabajo. Aunque lo que se narra aquí es una ruptura sentimental, no se utiliza para ello lo que suele ser habitual a la hora de abordar el tema amoroso: el romanticismo y la creencia en que el otro puede salvarnos o condenarnos. Ni siquiera hay autocomplacencia en la pena, sino todo lo contrario: un vitalismo y una celebración de las cosas sencillas que recuerdan a Natalia Ginzburg y que lleva al lector a una aceptación que nada tiene que ver con la derrota. Cada año Caballo de Troya invita a un editor a que coja las riendas del sello dejándole su impronta personal. Mireya Hernández, con Meteoro, es la séptima voz novel que Elvira Navarro nos invita a descubrir. Reseña:
«La primera e interesante novela de Mireya Hernández imbrica sentido y escritura, simbología y percepción, emoción y contención.»
Yolanda Izard, La Sombra del Ciprés, El Norte de Castilla