Paraísos comienza con el velatorio de un viejo en un pueblo de campo y crece hasta un robo ebrio y desbocado en Buenos Aires. Una novela sobre la precariedad vital, económica y afectiva. Algunas veces (pocas) conviene ser modestos, ceder la palabra a voces más autorizadas que la propia y con gesto de falsa humildad chupar el valor de cambio de prestigios ya homologados en el universo cultural. Sucede además que estamos muy de acuerdo con lo que dicen Beatriz Sario, la gran diosa blanca de la crítica argentina, Martín López Navio, sin duda la más transparente voz crítica de la cazuela literaria española, y Fabián Casas, uno de los escritores más sólidos a este y al otro lado del Atlántico, así que la ocasión la pintan calva: les cedemos la palabra para que, de contrabando, se oiga la nuestra. O sea: «Pasión y pasividad. Havilio encontró el tono justo y el registro adecuado para contar lo extremo. Paraísos transcurre en una irresistible normalidad fantasmal.»
Beatriz Sario «Si Havilio hubiera nacido en Mondoñedo hablaríamos de él como el hijo secreto de Álvaro Cunqueiro, pero nació en Buenos Aires y por eso su literatura no le debe nada a nadie.»
Martín López Navia «En sus novelas está el relato puro, la voz extraña, ese trabajo invisible y esencial que solo producen los grandes escritores.»
Fabián Casas Dicho queda y quien no escuche aténgase a las consecuencias.