La primera novela de la colección «Literatura de Ecuador».
«Se fue erguido. Viene encorvado. Con un orgullo casi risueño extendió la mano, blanca y áspera de hostias consagradas, al oficial bigotudo de la pechera llena de entorchados que te señalaba los riscos pardos, las laderas casi de pura piedra afilada brillando al sol, los desfiladeros profundos entre rocas que sólo eran serpientes de sombras, cuando se marchó. Ahora sólo puede bendecir, ya sin soberbia, casi con los ojos en el llanto, a los campesinos flacos, a las mujeres afligidas...»
Eliécer Cárdenas, Polvo y ceniza
«Vamos a empezar el primer círculo con una justificación: me he convertido en un hombre de la noche, en un hombre lobo. Para decirlo con menos patetismo: soy (he pasado a ser)un insomne contumaz. No duermo nunca. Alguien deberá creerme. Nunca. Exagero. Casi nunca.»
Abdón Ubidia, Sueño de Lobos
«-Estás ciego, ¡mira por dónde caminas- le increpó cuando recuperó el equilibrio.
Pompeya caminaba con la cabeza puesta quién sabe dónde. En un primer momento pensó en marcharse sin hacer caso al hombre que había golpeado, pero se detuvo aguijoneado por la curiosidad...»
Carlos Arcos Cabrera, Ventas de agosto