Son muchos los personajes que pueblan los dieciocho relatos de La cordada, un conjunto de historias sobre fronteras emocionales, afectivas y físicas; límites que todos traspasamos alguna vez a lo largo de nuestras vidas; ciertas líneas de no retorno que observamos de manera consciente o de forma involuntaria. Traspasarlas supone evolucionar en uno u otro sentido, pero siempre dejando en el borde del camino ese algo indefinible que nunca más nos acompañará, bien por ley de vida, bien por opción personal, bien porque la única alternativa posible es continuar adelante sin mirar atrás.