Carlos Nogueroll atraviesa una crisis desmoralizadora. Todo lo que tenía, su trabajo, su matrimonio, sus lazos familiares, se ha venido abajo o ha cambiado hasta resultar irreconocible. Parece que su propio cuerpo es lo único que nadie podría quitarle, lo único que aún aporta testimonio de que Carlos Nogueroll sigue siendo Carlos Nogueroll. Hasta que, durante una operación rutinaria, le extraen por error un riñón para trasplantarlo a un enfermo, con consecuencias insospechadas. A partir de ese momento, Nogueroll, sediento de sentido, empieza a buscar desesperadamente una explicación a todo lo que está viviendo. No duda en prestar oídos a las teorías más delirantes con tal de hallar un culpable tras su desgracia, o una respuesta que le ayude a encontrar un lugar significativo en este mundo.